jueves, 15 de agosto de 2013

Capítulo 4.

Dejaba que sus pupilas se perdieran, protegidas por aquellas largas y azabache pestañas, entre las gotas de agua que resbalaban por fuera del vaso. El estridente sonido del tono de llamada de su móvil desde el bolso tan sólo provocó en ella el indetectable desplazamiento de su mirada a penas unos centímetros. 3 tonos. Y cortaron.

"Que llamen en otro momento" pensó.

Volvió a situarse en la misma gota de agua. Y 2 tonos. Esta vez esperaba otro más. Sabía que si se cumplía, si el siguiente era solo un tono, se vería obligada moralmente a contestar. 1 tono.
Desenrredó sus dedos de entre la fina tela del vestido negro que se ceñia a su voluptuoso cuerpo.
Sacó el móvil del bolso y devolvió la última llamada.

—Qué.

—Tenemos que hablar— le dijo una voz grave pero suave a la vez al otro lado de la línea.

—Cuándo y dónde.

—Aquí, ahora.

—Sean, estoy a unos cuantos charcos de ti, no puede ser ahora; así que dime qué quieres. Sabes que este teléfono no está pinchado.

—Eso es lo que crees. Mañana coge un vuelo, el primero que salga hacia aquí. Es importante.

—No. Estoy ocupada aquí.— Sean sabía que cuando Violet decía un "no" rotundo era porque era así, al igual que si decía que estaba ocupada. Decidió arriesgarse y no insistir más.

—Acaban de abrir un caso en la comisaria más cercana a ti en estos momentos. Y no sé por qué me da que eres tú la responsable de ello.

—Puede.

—Ándate con ojo.

—¿Quién se hace cargo del caso?

—Un tal Douglas. Douglas B. Patterson.— Violet se quedó pensativa unos segundos, suficientes como para hacer entrar en duda a Sean.— ¿Te suena de algo?

—No, creo que no...— el tono de inseguridad nunca acompañaba a las palabras de esa mujer, por ello Sean decidió despedirse y dejarla a solas con sus cavilaciones. Estaba claro que aquel nombre había revuelto algo dentro de Violet.   


Sab.

1 comentario:

  1. OH DIOS MIOOOOOO.
    Quiero el próximo. Ya. Por favor. En serio.
    LO NECESITO. JAJAJA.
    Tengo ganas de saber que pasa, de seguir leyendo esta fantástica historia.
    Un beso,
    Lau.

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